Despedida

 

En la madrugada del 23 de junio, el P. Provincial de la Compañía de Jesús en México, Luis Gerardo Moro Madrid, S.J., confirmó que los cuerpos encontrados pertenecían a Javier y a Joaquín. A partir de ese momento se empezaron a organizar las ceremonias para despedir a nuestros hermanos.

Chihuahua

 

La primera misa de cuerpo presente se llevó a cabo el sábado 25 de junio en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Chihuahua. Al templo llegaron miles de personas con la intención de despedirse de los jesuitas; entre ellos, familiares de Javier y Joaquín, y del laico Pedro Palma; así como grupos rarámuri. Previendo que asistiría mucha gente, se instalaron sillas y pantallas afuera del templo.

La misa estuvo presidida por S.E. Mons. Constancio Miranda Weckmann, Arzobispo de Chihuahua. Al finalizar la celebración, el P. Provincial compartió el posicionamiento de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL).

“Los jesuitas de América Latina les saludamos con un beso de paz, pedimos que la sangre de nuestros hermanos sea semilla de justicia y libertad, y ofrecemos nuestra solidaridad y compromiso para que la reconciliación y la justicia sean una realidad en México y en todas nuestras tierras”.

 

Creel

 

En la noche del sábado, en el Templo de Nuestra Señora de Lourdes, en Creel, Chihuahua, se llevó a cabo otra misa con los cuerpos de Joaquín y Javier. Al finalizar se les ofreció un canto en rarámuri y un prolongado aplauso, como señal de agradecimiento por los muchos años que estos jesuitas dedicaron al servicio de la Sierra Tarahumara.

En la mañana del domingo 26 de junio, los cuerpos de los jesuitas fueron trasladados hacía Cerocahui, donde serían inhumados.

 

Cerocahui

 

Rarámuris y mestizos de la Sierra Tarahumara esperaron los cuerpos de los jesuitas en la ermita de la Virgen de Guadalupe, unos 6 kilómetros antes del túnel de piedra, puerta de entrada a Cerocahui. Desde ahí, realizaron una peregrinación escoltando los ataúdes. Llegando al túnel de piedra, cayó una fuerte lluvia, pero eso no impidió que la gente continuara caminando. Para cuando llegaron al templo de San Francisco Javier, se inició una ceremonia de purificación al estilo rarámuri con incienso, sobre todo al lugar donde cayeron heridos nuestros jesuitas y Pedro Palma. Durante toda la noche, las distintas comunidades que atendían Javier y Joaquín realizaron danzas y rezos, para que tuvieran buen camino de regreso a la casa del Padre y los corazones de las personas fueran sanados, a fin de que se vaya el mal y llegue la paz y la liberación al pueblo rarámuri.

 

Sepelio

 

El deseo de ambos jesuitas expresado a su comunidad y al P. Provincial, fue morir en la Tarahumara y que sus restos fueran depositados en la tierra que tanto amaron y por la cual trabajaron toda su vida. En el atrio de la parroquia de San Francisco Javier se cavaron dos fosas en las que fueron depositados los restos mortales de Javier y Joaquín. Al evento asistieron pobladores no solo de Cerocahui, sino de toda la Sierra Tarahumara. Los dos jesuitas fueron despedidos entre aplausos del pueblo rarámuri y mestizo.