Homilía de la Misa en la Basílica de Guadalupe para hacer memoria de las víctimas de la violencia.

18 de junio de 2023

—Cardenal Carlos Aguiar Retes

“Sí escuchan mi voz y guardan mi alianza serán mi especial tesoro entre todos los pueblos” (Éxodo 19:5-6) . Sin lugar a dudas todos anhelamos tener la mejor relación con Dios para lograr su amor y su amistad. ¿Cuál es el camino que debo recorrer para lograrlo? Hoy la palabra de Dios lo indica, hay que aprender a escuchar la voz de Dios para entender y asumir fielmente la alianza, es decir, conocer y cumplir su voluntad. Un paso previo muy conveniente es recordar lo que expresa san Pablo en la segunda lectura de hoy: “Cristo murió por nosotros cuando aún éramos pecadores”. Esto significa que conoce a fondo nuestra situación de ignorancia y comprende nuestras limitaciones, nuestras fallas y nuestros pecados. Precisamente por eso, continúa el apóstol, “fuimos reconciliados con él por la muerte de Su Hjo”, lo cual significa que Dios nos ha amado conociendo nuestra frágil voluntad y por eso ha tenido la bondadosa decisión de enviarnos a Su Hijo para enseñarnos el Camino, la Verdad y la Vida. Esta es la razón de la Encarnación de Jesús en el seno de María, se hizo hombre con todos sus condicionantes para redimirnos y rescatarnos así de las tinieblas del pecado y del mal.

 

Hoy la palabra de Dios presenta tres temas íntimamente relacionados entre sí con lo cual descubriremos el camino que debo hacer para lograr una magnífica relación de amistad y de amor con Dios. El primer tema: la reconciliación. Fuimos reconciliados por Dios padre por la muerte de su hijo. Segundo tema: la necesidad de contar con buenos pastores que promuevan dicha reconciliación; “la cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen por tanto al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. Esto lo ha dicho Jesús en el evangelio. Y el tercer tema: la misión para anunciar el Reino de Dios, “vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el reino de los cielos”. Esta última la misión de anunciar el reino de Dios es consecuencia de las anteriores ya que viviéndolas se adquiere la convicción de transmitir a los demás con alegría y esperanza que el reino de Dios está en marcha. Dios, mediante la asistencia del Espíritu Santo camina con nosotros.

 

Para el primer tema la reconciliación el camino es el perdón y recíprocamente para perdonar es necesario el amor. Nadie puede afirmar que ama cuando no ha experimentado el perdón. ¿Qué dice Jesús en la cruz cuando está a punto de morir? “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. ¿CCómo promover el proceso del perdón para llegar a la reconciliación? Debemos primero distinguir entre el resentimiento y el perdón. El resentimiento es generado entre otras causas por una injusticia, por una infidelidad, por una traición o por el dolor y sufrimiento de un homicidio de un ser querido. Ante un acontecimiento inesperado y traumatizante surgen los sentimientos de dolor, de impotencia, de odio y de venganza. Por tanto, el resentimiento, se mueve en el campo de la motilidad que ha sido herida y es muy justificable el rechazo a la persona que provocó el hecho doloroso. En cambio, el perdón se mueve en el campo de la voluntad, es una decisión racional y espiritual que asumo superando mis heridas y mi dolor por lo acontecido, motivado por los valores de la fe y especialmente por el ejemplo de Jesucristo, lo cual no quita que mis heridas estén presentes y que serán sanadas no simplemente por el pasar del tiempo, sino serán más rápidamente curadas por el efecto de perdonar, lo cual me llevará a crecer en mi capacidad de amar como Dios ama. Gracias al perdón y la reconciliación se superan la rivalidad, el odio, el rencor o el deseo de venganza. ¿Cuántos ambientes laborales y sociales mejorarían sus relaciones humanas y en consecuencia las personas serían más eficaces y solidarias? ¿Cuántos homicidios se evitarían si a los delincuentes recluidos se les ofreciera la posibilidad de un acompañamiento de desarrollo humano espiritual que los condujera a la recuperación de su propia dignidad? Porque solo así reconocerán y respetarán la dignidad de los demás. Ante tales realidades se hace indispensable promover procesos que fortalezcan el tejido social.

 

Las religiones en general, y la fe cristiana con toda claridad, tenemos la misión de anunciar el reino de Dios que consiste en acompañar los procesos de desarrollo humano espiritual, en particular este proceso de educar en la capacidad de perdonar para lograr la reconciliación para alcanzar la paz social que tanto anhelamos. Jesús es consciente de la necesidad de auxiliar a la multitud de personas agobiadas y por eso recomienda “rueguen por tanto al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”. La responsabilidad de un buen pastor es ayudar a quien se encuentra abatido, desamparado o agotado como lo expresa el mismo Jesús al contemplar las multitudes, se compadecía de ellas porque estaban extenuadas y desamparadas. La misión de proclamar el reino de Dios es más eficaz cuando va acompañada de testimonios, de familias y de comunidades cristianas que confirman con su vida que es factible la reconciliación en todas las dimensiones de la vida social, es decir, es bueno que en el nivel individual personal promovamos la reconciliación a través del perdón, pero es mucho más eficaz hacerlo en comunidad; toma más fuerza y alcanza a más personas, lo cual esa misión de proclamar el Reino es más eficaz desde la familia en el hogar papás con sus hijos, en la sociedad por las comunidades católicas cristianas unidas a todos los hombres de buena voluntad. Por eso Jesús al enviar a sus discípulos les indica que “no vayan a Tierra de paganos, ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel”, es decir, hay que comenzar por la casa propia para poder anunciar lo que deseamos a los demás, lo cual indica que es necesario iniciar siempre por la propia casa por la propia sociedad para dar testimonio al interior de las familias y así pasar a la relación ciudadana a los ambientes laborales y empresariales propiciando un ambiente político capaz de convertirse en el lugar donde se escuchen todas las propuestas, y se decidan las mejores políticas públicas que favorezcan las relaciones respetuosas entre los ciudadanos. Este es el círculo virtuoso buenos pastores que transmitan el perdón y la reconciliación lo que generará una sociedad reconciliada para alcanzar la paz social que tanto anhelamos. Invoquemos el auxilio materno de nuestra madre María de Guadalupe para que trabajemos unidos ofreciendo talleres para la reconciliación y la paz social en México. Nos ponemos de pie para pedírselo así a nuestra madre y decirle que nos ayude a formar a nuestra sociedad en la reconciliación y el perdón.

 

Señora y Madre nuestra María de Guadalupe, consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados. Ayúdanos a expresar nuestra solidaridad de forma creativa para lograr la reconciliación nacional y contribuyamos a generar la paz en el mundo. Acrecienta el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Especialmente en este día te encomendamos a los migrantes, a las personas desaparecidas y a sus familias y también a los familiares de los fallecidos a causa de la violencia para que a todos ellos tu hijo Jesús les conceda la paz interior y el Espíritu Santo los consuele ante tanto sufrimiento y dolor. Anima la firmeza en la fe la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración. Nos encomendamos a ti que siempre has acompañado a nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Oh clemente, oh Piadosa, oh Dulce Virgen María de Guadalupe, amén.

 

Manifestemos nuestra fe en la revelación que crees que Jesús ha hecho del verdadero Dios recitando el símbolo de los apóstoles:

 

Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la Tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado muerto y sepultado, descendió a los infiernos al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso, desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Cátólica, la Comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna, amén.

 

Oremos al Señor Jesús que conoce lo que está escondido en a nuestros ojos y sabe cuáles son las verdaderas necesidades de los hombres. A cada invocación respondamos “Cristo, óyenos”.

 

Por el papa Francisco los obispos y los presbíteros, para que en medio de las condiciones socioculturales que vivimos nos animen en el esfuerzo de la reconstrucción del tejido social. Oremos.

 

-Cristo, óyenos.

 

Por quienes nos gobiernan, para que promuevan la construcción colectiva de condiciones sociales, económicas, políticas y culturales que nos lleven a una alternativa integral de desarrollo basado en la solidaridad que asegure una paz duradera. Oremos

 

-Cristo, óyenos.

 

Por todas las víctimas de la violencia en México, las personas desaparecidas y por sus familiares. Oremos

 

-Cristo, óyenos.

 

Por quienes colaboran en diferentes asociaciones civiles, para que la reconstrucción del tejido social sea una apuesta por la paz, no entendida como el final de los conflictos, sino como el resultado de un proceso de reconstrucción que pasa por el restablecimiento de los vínculos sociales, del derecho y de la justicia social. Oremos

-Cristo, óyenos.

 

Pedimos de manera muy especial por todos los papás, pedimos por sus necesidades. Oremos.

 

-Cristo, óyenos.

 

Pedimos por las peregrinaciones, misioneros laicos, por la unidad y santidad de las familias. Pedimos también por el Seminario Hispano, sus sacerdote,s diáconos y seminaristas. Oremos.

 

-Cristo, óyenos.

 

Pedimos por los papás difuntos, cuyos restos están depositados aquí en los criterios de la Basílica. Pedimos por el eterno descanso de la señora cecilia Martínez oremos

 

-Cristo, óyenos.

 

Pedimos por todas las personas que han enviado digitalmente a la Basílica diversas intenciones y peticiones por sus necesidades y acciones de gracias. Oremos.

 

-Cristo, óyenos.

 

Dios y Padre Nuestro que nos has elegido como reino de sacerdotes, propiedad personal y Nación Santa y has querido que seamos signo visible de la nueva realeza de tu Reino, escucha las oraciones de tu pueblo y concédenos vivir en plena unión contigo, tanto en el sacrificio de alabanza, como en el servicio a nuestros hermanos, para que así lleguemos a ser delante de los hombres anunciadores y testigos del evangelio. Por Jesucristo Nuestro Señor.