Los Jesuitas que trabajamos en la Sierra Tarahumara seguimos exigiendo verdad y justicia por el asesinato de los padres jesuitas Javier Campos, Joaquín Mora, del guía de turistas Pedro Palma y del joven Paúl Osvaldo Berrelleza. Reconocemos los esfuerzos, pero condenamos la vergonzosa impunidad que se vive ante estos y miles más de homicidios.
Anhelamos la paz en las comunidades de la Sierra y en todo el territorio nacional, y nuestra voz se une a la de miles de víctimas en este país, así como a la de muchos pueblos como el de Cerocahui que ya no quieren vivir con miedo e incertidumbre. La paz soló será posible en la medida en que haya una justicia expedita y real.
La indiferencia y el silencio no son una opción y las muertes piden ser escuchadas.
Hacemos un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno para que se revise la estrategia de seguridad pública de la región y se adopten todas las medidas de protección para salvaguardar los derechos de las víctimas, pues continuan los asesinatos, las extorsiones, la tala clandestina y los desplazamientos forzados en la Sierra Tarahumara. Solicitamos, además, evaluar la situación de seguridad de Cerocahui y todo el Municipio de Urique, y diseñar un plan de restablecimiento de las condiciones de paz a largo plazo que implique garantizar el buen ejercicio de la función pública y la coordinación interinstitucional. Queremos respuestas estructurales a problemas estructurales.
Nuestros hermanos jesuitas donaron la vida hasta el final, fueron asesinados sirviendo. Se llevaron sus vidas, pero nos dejaron la memoria para seguir resistiendo, la fuerza para seguir caminando en la Sierra y la dignidad para seguir hermanándonos con otras y otros.
Seguiremos levantando nuestra voz para exigir justicia, optamos por la memoria y resistiremos junto con el pueblo rarámuri y mestizo. La realidad actual de violencia visibilizada por estos homicidios no es una novedad y la Sierra Tarahumara atraviesa desde hace muchos años por una situación de inseguridad y violencia que no ha sido atendida de forma adecuada por las autoridades. A la fecha no hemos encontrado la prometida “justicia pronta”.
Agradecemos el cariño y la solidaridad de tantas personas ante este dolor. Javier Campos solía decir “Sé en quién me he confiado”, y hoy sus palabras resuenan con esperanza en nuestros corazones. Nuestra confianza está puesta en el Señor, quien guía el camino de tantas y tantos que hemos sufrido y seguimos luchando a favor de la paz y la reconciliación con justicia y dignidad.
Nuestra opción por ser servidores de la fe y promotores de la justicia es muy clara, y de esta manera buscamos en todo amar y servir.
- Enrique Javier Mireles Bueno, S. J.
- Alberto Munguía Gómez, S. J.
- Sebastián Salamanca ….. S. J.
- Esteban de Jesús Cornejo Sánchez, S.J
- Jesús Reyes Muñoz, S. J.
- Luis Ramón Avitia Aguilar, S. J.
- Luis Gilberto Alvarado Durán, S. J.
- Rodrigo Espinoza López, S. J.
- Félix Francisco Velasco Cárdenas, S. J.
- Javier Avila Aguirre, S. J.
- Pre Nov. Daniel Martín Vázquez
- Pre Nov. Carlos David Vázquez Barrios